Antequera

Antequera

Si bien la Playa de las Teresitas es la playa por antonomasia de los habitantes de la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife, corresponde a la playa de Antequera, por derecho propio, ocupar en el imaginario colectivo de los vecinos de la ciudad, la condición de playa más idílica o deseada.

Y así, Antequera, en la península de Anaga, es la playa más deseada porque aúna la característica de preciosa playa de arena negra de más de 600 metros de largo con la  de playa inaccesible o sólo accesible por mar o tras una tortuosa caminata por un sendero de montaña de casi cuatro horas desde Chamorga, lo que la dota de cierto misticismo romántico.

Lo es además, por disponer de un largo lecho de arena, sin piedras, y todo ello en una protegida ensenada formada entre la punta de Antequera y el roquete de Igueste, lo que hace de todo el conjunto un sitio excelente para nadar a mar abierto.

Pero por encima de todo, Antequera permanece viva en la mente de los habitantes de la isla de Tenerife porque se trata de una playa virgen, sin construcciones, enclavada parcialmente tras un acantilado de colores negros, rojos, pardos, mostazas, grises, blancos…riquísima gama cromática que aportan cada uno de los estratos en que la inmensa mole pétrea se subdivide al chocar con el mar.

Antequera, además, con su muy peculiar punta, un montículo rocoso que inesperadamente se adentra en el océano formando la bahía y propiciando la calma antes descrita, está a apenas unos kilómetros por mar desde el pueblo de San Andrés, aunque tan corto viaje en el espacio no se corresponde con el extraordinario salto en el tiempo, en la dimensión del relax, que supone visitar tan idílica ensenada.

En nuestro caso, a la playa accedimos utilizando los servicios de Náutica Nivaria, que desde el muellito de la Cofradía de Pescadores de San Andrés, parte hacia las distintas localidades costeras al este de dicho punto, navegando junto a una costa llena de cuevas, caletones, inmensos acantilados de diversos colores, historias de piratas y refugio de pardelas y gaviotas.

Otros, afortunados dueños de embarcaciones de recreo, fondean en la bahía y disfrutan desde su velero, fueraborda o barquito de pesca, de todo el esplendor de este paraje natural único, nadando hasta la playa o haciendo inmersiones desde sus barcos para disfrutar de los ricos fondos marinos de los alrededores, porque Antequera, es otro de esos mágicos rincones que hacen de Tenerife una isla y un lugar único e irrepetible.