La Casa de Hodgson es una de esas espléndidas mansiones de Tenertife construidas a principios del S. XX por la alta burguesía de la isla y que jalonan la Rambla de Santa Cruz, en pleno ensanche de la ciudad. Concretamente surge del encargo que hiciera D. Ricardo Hodgson en 1925 al por aquel entonces prometedor arquitecto de Tenerife, D. Domingo Pisaca Burgada y que culminaría en 1928 con la terminación de esta preciosa e histórica propiedad.
En plena dictadura de Primo de Rivera y coincidiendo con la división provincial de 1927, en la que a causa de la pujanza económica y comercial del puerto de Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, perdió su condición de capital provincial de la totalidad de Canarias, para serlo únicamente de las islas occidentales del archipiélago, es cuando se construye esta mansión de Tenerife.
Eligió D. Domingo Pisaca una estética a medio camino entre el modernismo y el eclecticismo, diseñando un edificio de 838m2, con 377m2 de planta todo ello sobre una parcela de 1240m2.
Esta fantástica villa u hotelito como se las denominaba por aquel entonces, consta de dos plantas y una torreta central sobre la azotea abalaustrada que corona el edificio. La fachada, dispuesta en tres calles, con amplio y elegante balcón abalaustrado en el centro de la calle central sobre la entrada principal, presenta en ambas calles laterales, dos cuerpos de ventanas bajo arcos de medio punto. Todos los vanos aparecen protegidos por una misma tipología de persianas exteriores de madera. Actualmente, y desde su reciente restauración, dominan en el exterior del edificio, los tonos marrones. En el interior, un gran patio de luz central aparece coronado por una luminosa claraboya, que da irradia luz sobre la escalera principal.
El conjunto es sobrio y palaciego. Acorde con la fantástica avenida sobre la que se asienta.