La conocida como Finca la Palmita, fue construida en la década de 1880 por D. Antonio María Casañas González, quien fuera ilustre abogado y a partir de 1894, alcalde de la Villa de la Orotava, conocido entre otras cuestiones por haber registrado el Teide y gran parte de lo que son los actuales terrenos del Parque Nacional como terrenos de La Orotava.
Esta magnífica mansión de Tenerife, situada cerca del centro geográfico del Valle de la Orotava se caracteriza por una fachada norte de marcado carácter clasicista, con perfecta simetría de vanos y austera decoración, y una fachada sur, de marcado y característico sabor victoriano.
Concretamente, se trata de uno de los mejores ejemplos conservados en la isla de Tenerife de Neogótico Inglés, estilo que se expandió rápidamente desde el Sur de Inglaterra a la mayor parte de los territorios coloniales británicos, territorios de fuerte influencia británica como lo fueron las Islas Canarias en el último cuarto del S. XIX y a los Estados Unidos de América, constituyendo el germen de la posterior arquitectura norteamericana.
La rápida difusión de estos motivos arquitectónicos tan característicos de la última época victoriana, fue consecuencia no sólo del enorme influjo del Reino Unido en las postrimerías del S. XIX y particularmente en Tenerife del progresivo asentamiento de ciudadanos británicos en la isla, vinculados a la industria naviera y de cultivo y exportaciones de plátanos, si no también, a la proliferación de los denominados “pattern-books” libros-catálogos que los maestros de obra y arquitectos poseían y que estaban muy en boga en ese período histórico.
Son así rasgos de esta mansión de Tenerife muy característicos de esta arquitectura neogótica colonial británica, sus colores, rojos y ocres, casi intactos en el tiempo, sus maderas recortadas que están a modo de frondas realizadas en madera timbrada, cubriendo la totalidad de la construcción salvo en las esquinas donde se emplea la piedra.
La misma valla exterior de madera de esta gran mansión rezuma todo el sabor de la época, siendo interesantísimo destacar que a diferencia de muchos de los ejemplos de arquitectura Victoriana de la Isla de Tenerife en este caso, su promotor no fue un ciudadano británico asentado en la isla sino muy al contrario un destacado miembro de la burguesía insular.
Esta magnífica propiedad, coronada por una fantástica azotea flanqueada por clásicos macetones, dispone desde su parte superior de espléndidas vistas del Valle de la Orotava, por lo que sin duda ha constituido para su familia moradora, una auténtica casa de ensueño. Una pieza más de la extensa colección de mansiones históricas y propiedades de lujo de esta inigualable isla de Tenerife.