La Villa de la Orotava, en el norte de la isla de Tenerife, tiene una larga tradición de jardines, siendo quizás el más sobresaliente de los que nos transmiten los cronistas los Jardines de Franchy, hoy casi desaparecidos, en los que destacaba el excepcional Gran Drago de la Orotava perdido en 1867 a consecuencia de un temporal. Dicho Drago llegó a medir 20 metros de altura frente a los 17 metros del actual Drago Milenario de Icod de los Vinos, lo que nos hace entender mejor su excepcional porte.
Pero volviendo a lo que hoy nos ocupa, el Jardín Victoria de la Orotava, pasa por ser hoy por hoy, con el permiso de la Hijuela del Botánico, el mejor jardín abierto al público de la Villa.
Se trata de una zona verde construida en 1884 sobre siete terrazas escalonadas que culminan en un mausoleo de mármol, todo ello diseñado por el arquitecto francés Adolphe Coquet por orden de Doña Sebastiana del Castillo Manrique de Lara, madre del VII Marqués de la Quinta Roja, D. Diego Ponte del Castillo.
Era el Marqués D. Diego, un destacado miembro de la masonería y contumaz crítico de la iglesia Católica, por lo que ésta le negaba sepultura en el camposanto local, razón por la cual su madre en previsión de que su hijo pudiera verse en la tesitura de carecer de un lecho mortuorio digno, ordenó la obra que hoy podemos admirar.
Al final, a la muerte del Marqués, su familia logró que fuera enterrado cristianamente, por lo que el mausoleo jamás llegó a ser ocupado, constituyendo hoy por hoy una preciosa atalaya sobre el valle de la Orotava desde la que además se divisa una buena perspectiva del casco histórico de la Villa.
Deambular por las distintas terrazas que constituyen este magnífico jardín de entrada gratuita, es una fantástica oportunidad para buscar un remanso de paz en pleno centro de esta histórica localidad, disponiendo de espacios para el paseo y el disfrute de las vistas, pero también de apartados y solitarios bancos rodeados de rosas y otras flores, para la lectura y la meditación.