Finca La Zamora

Finca La Zamora

La Hacienda o Finca La Zamora es quizás la última de las grandes mansiones familiares construidas en el corazón del Valle de la Orotava, dentro del término municipal de Los Realejos, siguiendo el patrón de la gran casa solariega rural canaria.

A modo de cabeza de gran plantación, rodeada por el infinito verdor de cientos de hectáreas de platanera, se yergue esta magnífica e histórica mansión de Tenerife construida en 1947 por encargo de la Familia Salazar, cuyo característico escudo de armas de trece estrellas doradas sobre campo de gules, en este caso labrado en basalto, preside la entrada principal.

Fue D. Tomás Machado y Méndez de Lugo, uno de los máximos representantes del estilo Neo-Canario, el arquitecto encargado de diseñar tan notable edificio.

Como toda gran hacienda canaria, esta propiedad dispone de capilla propia, pero también de amplios jardines, torreón, gran escalera monumental de piedra, y porche porticado de arcos escarzanos sobre columnas toscanas. Lo que la ha convertido con el paso del tiempo en uno de los lugares más populares del Valle de la Orotava para la celebración de bodas y otros eventos.

Un buen trabajo de cantería de basalto y un excelente trabajo de carpintería en madera de tea, junto a la tradicional teja árabe y el característico balcón canario de madera, constituyen elementos clave de este singular lenguaje arquitectónico que se desarrolló en Canarias entre los años 30 y 50 del siglo pasado y del que fueron máximos exponentes, tanto D. Tomás Machado como D. José Enrique Marrero Regalado.

En palabras del historiador D. Juan Carlos Díaz Lorenzo,  “Para Marrero, los elementos válidos de la arquitectura canaria había que buscarlos en la arquitectura popular, de cuya sabiduría había que extraer las bases de la nueva arquitectura canaria. Los huecos, los porches, las terrazas, los patios, los poyos… y también el color, son los fundamentos sobre los que se basan la nueva arquitectura, que constituía la única alternativa que podría dar personalidad propia al panorama constructivo canario”.

Una simple observación de una buena parte de los edificios de Santa Cruz de Tenerife construidos principalmente durante los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil Española y durante todo el período de autarquía, esto es, hasta 1952, nos desvela esta singular estética regionalista, con notables ejemplos como el Mercado de Nuestra Señora de África (1944), El Cine Víctor (1954),  La sede de lo que fuera la Naviera Rodríguez López en la calle de La Marina o ya fuera de la capital, la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria (1959).