El Palacio de los Condes del Valle de Salazar, hoy conocido como el Palacio Episcopal por ser sede de la Diócesis Nivariense desde 1892, es quizás, dentro de las grandes casonas urbanas de la isla, la mansión histórica de Tenerife por excelencia.
Construido en 1664 por D. Cristóbal Salazar de Frías, Conde del Valle de Salazar, este egregio palacio, destaca sobremanera por su fachada de cantería azul, esto es, por su fachada de sillería de basalto procedente de Pedro Álvarez (Tegueste) y sus sólidas rejas de forja.
Dicha fachada fue diseñada por el maestro carpintero, D. Juan González de Castro Illada, y ejecutada por los maestros canteros, Juan Lizcano y Andrés Rodríguez Bello.
La fachada está dispuesta en tres alturas, donde la altura superior la ocupan dos torreones laterales y el frontispicio central portando el escudo familiar en mármol. Toda la corona superior de la fachada presenta extensa proliferación de pináculos y gárgolas barrocas.
La segunda altura de cuatro ventanas flanqueadas por columnas labradas y rematadas en capiteles corintios y rematadas en frontispicios triangulares, dos a cada lado de la portada central rematada en frontón circular partido y sobre doble columna. La planta baja, con cuatro ventanas a cada lado de la puerta de entrada principal con sólida reja de forja.
Además de su espléndida y singular fachada barroca, ricamente adornada, destaca esta emblemática mansión de Tenerife por su famoso patio porticado y su no menos famosa reja de acceso al mismo. Reja y patio aclamados por casi cada ilustre visitante a la isla, donde destacan las columnas sobre plintos, talladas por Juan de Cabrexas en 1658, con anterioridad a la construcción de esta mansión, por el precio de 100 reales de plata.
Situado en la muy monumental calle de San Agustín, calle jalonada de esplándidas casonas en pleno corazón del casco de San Cristóbal de La Laguna, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; esta mansión, además de residencia condal y sede episcopal, fue durante muchos años, sede del otrora existente Casino “El Porvenir”, donde compusiera Teobaldo Power sus aclamados “Cantos Canarios”, siendo su piano, y muchísimos otros objetos y documentos irremplazables, pasto de las llamas del pavoroso incendio que asoló la mansión en el año 2006.
Hoy por hoy, las negligencias de algunos en la custodia de tan magnífico legado, fueron subsanadas por la doble acción de la suscripción popular y los fondos públicos, de forma que en el año 2009 se completó una feliz restauración de tan fabulosa e histórica mansión de Tenerife.