A escasos metros de la seca vertiente sur de Anaga, culminando este viejo macizo nororiental de Tenerife, existe un espacio dominado por la humedad, por la nube permanente, por la lluvia horizontal, por el musgo, los helechos y un frondosísimo bosque terciario, único en su género, profundamente macaronésico al que denominamos: Laurisilva.
El símbolo por antonomasia de la isla de Tenerife y de todas las Islas Canarias es el todo poderoso, mayestático y espléndido “Padre Teide”. Patrimonio de la Humanidad, orgullo de Europa, y sin duda uno de los volcanes más extraordinarios del planeta, nuestro Teide es visible desde casi cualquier rincón de la isla.
Se conoce por “Casas de Tafada” a un remoto paraje insular conformado por dos casitas de piedra en estado ruinoso, en el vértice nororiental de la isla de Tenerife.
Mucho debe el título de esta crónica a la quinta novela de Virginia Woolf, pero viviendo en una isla como Tenerife con sus siete faros en activo de los que algunos están operativos desde 1864, aunque éste que nos ocupa, el faro de Buenavista, apenas lo está desde 1990, en algún momento tocaba rendirles homenaje.
La costa del municipio de Los Silos en el Noroeste de la isla de Tenerife es una de las más desconocidas por los turistas, visitantes y residentes en la isla.
La Villa de la Orotava, en el norte de la isla de Tenerife, tiene una larga tradición de jardines, siendo quizás el más sobresaliente de los que nos transmiten los cronistas los Jardines de Franchy, hoy casi desaparecidos, en los que destacaba el excepcional Gran Drago de la Orotava perdido en 1867 a consecuencia de un temporal.
La caprichosa geografía volcánica de la isla de Tenerife da lugar a innumerables formaciones geológicas de todo tipo entre las que destacan, ¿cómo no?, los múltiples conos volcánicos de la isla pero también la gran cantidad de cuevas y tubos volcánicos subterráneos distribuidos por toda la geografía insular.
El Bollullo se encuentra en la costa de la zona de El Rincón, la zona de mayor densidad de plataneras sin cubierta de invernadero del norte de Tenerife, quizás la comarca más representativa del aspecto que tenía la franja costera del Valle de la Orotava hace cuarenta años.
Si bien la Playa de las Teresitas es la playa por antonomasia de los habitantes de la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife, corresponde a la playa de Antequera, por derecho propio, ocupar en el imaginario colectivo de los vecinos de la ciudad, la condición de playa más idílica o deseada.
En ningún sitio de la isla de Tenerife he vivido una experiencia más auténtica y envolvente de folklore canario que en Chamorga, ese recóndito caserío de montaña, final de carretera, perteneciente a la municipalidad de Santa Cruz de Tenerife.
Roque Bermejo, en el extremo más oriental de la isla, en el punto más próximo al continente europeo, a los pies del faro de la Punta de Anaga, constituye el ejemplo perfecto de lo que fueron las explotaciones agrícolas costeras de la Península de Anaga. Puntos remotos comunicados con el resto de la isla por mar, pues la travesía por los abruptos y forestados montes de Anaga resultaba mucho más cansina y larga que la alternativa marítima.
Las Charcas de Erjos en las tierras altas del Noroeste de la isla, a medio camino entre los municipios de Los Silos y El Tanque, constituyen el más importante de los humedales de la isla de Tenerife. Un paisaje singular, cuyo apogeo llega tras las lluvias de invierno y que se fue conformando en un terreno impermeable surgido como consecuencia de las extracciones de tierra fértil para el “sorribado” de fincas en zonas de costa.